Hubo quien le denominó "el Martínez Montañés de la plata". Cayetano González está considerado por muchos historiadores del arte como el mejor orfebre de todos los que han trabajado para las hermandades sevillanas.
Sobrino del prestigioso arquitecto Aníbal González –con quien trabajó durante años en sus proyectos urbanísticos y monumentales- se inspiró en el Regionalismo imperante en la época de la Exposición Iberoamericana de 1929 para ejecutar sus trabajos.
De su amplísima obra destaca la que realizó para tres hermandades: Pasión (donde además de otros enseres destacan las portentosas andas que hizo para el Señor, del cual era un gran devoto), la Amargura (creando una de las mejores joyas de nuestra Semana Santa como es la corona de la Virgen, además de las figuras secundarias del misterio y casi toda la orfebrería de la cofradía) y El Silencio (con el paso de palio de la Virgen de la Concepción).